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Notas provisionales y ficciones

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Albert Pla y Pedro Páramo

Posted by pachoj en enero 28, 2005

Albert Pla volvió a México. Hace dos años me llamaron de España para que les echara la mano en organizar su primera visita. Les conecté con antros, les hice la prensa y no sé qué más cosas. Al final fue uno de los mejores espectáculos que he visto en mi vida. Entonces Luis Mario Moncada los vio en el foro Alicia, le prendió su forma teatral de realizar un concierto y los invitó a presentarse en el Teatro Helénico. Ayer se consumó el romance.

Anoche fue el primero de una serie de conciertos por Monterrey, Guadalajara, Tijuana y DF, ahora acompañado, además de Diego Cortés, por su novia Judit Farrés en la computadora, los teclados, el clarinete, el cajón peruano y los coros.

En el programa de mano pusieron un texto que publiqué en el Reforma en octubre de 2002, lástima que no vi las pruebas para poder corregirle varios errores.

Ese artículo llegó a Españaa via Diego Manrique, creo, y una revista llamada EfeEme lo comentó, cuestionando la afirmación de Albert sobre la Aristocracia española que consignaba en ese texto (aunque en el progrma de mano de anoche no aparece esa parte de mi artículo). Aquí lo reproduzco completo:

 

Albert Pla


Por Pacho

La noche del 5 de octubre el Multiforo Alicia se vio abarrotado para ver a un cantautor catalán tránsfuga y peregrino. Un irreverente iconoclasta llamado Albert Pla. Un poeta del absurdo, un trovador onírico que nos relata la vida de las alcantarillas. Un contador de historias pero desde el otro lado de la vida, desde allá donde nos miran los dementes y los desesperados. Un bufón apocalíptico imposible de clasificar musical ni políticamente. Y Albert logró gran empatía con su público.

“Hola, buenas noches, voy a…ejem. A cantar canciones, ¿vale?”

La imagen es arquetípica, un clown tímido nos arranca carcajadas. Inerme, frágil, Albert Pla apareció en el escenario con su guitarra. Solitario, inofensivo. Primero cantó o, mejor dicho, relató la historia del Sargento Perez, después la rola Corazón: cuando ese órgano se te escapa y se va palpitando a recorrer la ciudad nocturna y tú te lanzas a perseguirlo y te irrumpe la ira, con ganas de incendiar la ciudad, desquiciado por tu vacío y tu tristeza.

Luego subió al escenario el sorprendente guitarrista gitano Diego Cortés, quien ha tocado con Mike Oldfield, Santana, Larry Coryell y Paco de Lucía. Juntos interpretaron “los más populares y apasionados temas de esta época: muerte, sexo, crimen, mujeres”. La sala se inflamó y, lo que parecía ser un tierno cantante a punto de pedir perdón, resultó ser un histrión hirsuto, artífice de matices vocales radicales, un camaleón que transita de un personaje a otro. Un mimo que controla todos los músculos de su cara.

A pesar de que Albert Pla aún es desconocido en México, en el foro Alicia conocían sus rolas. Pla recorrió todas las esquinas del escenario sin parar o caminar entre las sillas del público. Cantó La diferencia, Joaquín el Necio, El Gallo, Lola, Yo quiero que tú sufras, Chatarrero, La dama de la Guadaña, La dejo o no la dejo, Soy Rebelde, El Lado más bestia de la vida (estupenda versión de Walk in the Wild Side, de Lou Reed), El bar de la esquina, Los Ojos, Carta al Rey Melchor y El sol de verano. Temas contenidos en sus discos No Sólo de Rumba Vive el Hombre (BMG Ariola, 1992), Albert Pla Supone Fonollosa (BMG Ariola, 1995), Veintegenarios en Alburerque (BMG Ariola,1997), Anem Al Llit (BMG Ariola, 2002).

“Yo soy rebelde porque el mundo me ha hecho así, porque nadie me ha tratado con amor, porque nadie me ha querido nunca oír”

Aunque esta pieza es de Jeannette, algunas letras del propio Albert parecen cursis y acaso de eso se trate. En verdad son infinitamente conmovedoras con el acompañamiento de la guitarra melancólica y virtuosa de Diego Cortés, un duende inmenso. Pero tampoco son cursis: son terribles. Y cómicas. Llevada al extremo, la cursilería se convierte en sarcasmo y autoparodia. La melancolía como un abismo que muestra el absurdo de la realidad que se quiere aberrantemente unívoca.

La dejo o no la dejo fue censurada en 1995 por la disquera BMG “por elogiar la violencia”. Cuenta la historia de alguien que se enamora de una terrorista y que de pronto lo descubre. Una canción inocua, al menos que caricaturizar la realidad sea un elogio a la violencia. Las canciones de Pla son políticamente incorrectas, imposibles de comprender desde una doctrina. ¿Por qué cantar siempre sobre soluciones sociales o políticas? No todos pueden ni quieren ser Manu Chao en este mundo. ¿Acaso es ilegítimo cantar tus pesadillas, y que el sarcasmo te cure mediante la risa de lo inmoral que es precisamente la realidad política y social?

Carta al rey Melchor narra cómo un plebeyo se enamora de la hija del Rey, figura intocable en Españaa. A Pla le parece incomprensible que la monarquía todavía exista hoy día. Presentó la rola diciendo: “esto en México puede parecer un cuento de hadas, pero enamorarse de la princesa en España no es poca cosa. Aquí he oído quejarse a la gente de que tuvieron a un mismo partido gobernando durante setenta años, caray, eso no es nada, ¡nosotros tenemos a la misma familia gobernando desde hace quinientos! Fueron ellos los que le pagaron su viaje a Hernán Cortés ¡Y todavía siguen ahí”:

“Yo por amor soy capaz de mandar a la mierda mis firmes principios de republicano/ que me convierto en su esbirro, majestad / sólo pensar que quisierais ser mi suegro, majestad / yo ya le adoro, yo le adulo y hasta le beso en el culo/ Majestad”

Albert llegó a México procedente de Sudamérica, donde estuvo girando. Algunos periodistas intentaron entrevistarlo pero siempre se quedaba pasmado. “No es que deteste las entrevistas”, se disculpaba, sino que “no se me ocurre nada que decir”. Pla nació en 1966 en Barcelona, comenzó cantando en catalán, luego en castellano. Actuó en la cinta Carne Tremula de Almodóvar, así como en Air Bag, donde aparece dentro de un “puticlub” cantando la rola de Jeannette Soy Rebelde.

Al llegar al DF rolamos por las cantinas El Centenario y el Jacalito, y se emborrachó en la Nuevo León con los escritores Sergio Gonzalez Rodríguez, Leonardo Tarifeño y Enrique Blanc, la música cantinera sonando en el fondo.

dsc01499.jpg 

Sergio González Rodríguez y Albert Pla en la Nuevo Léon 

 

La influencia de la música ranchera en Pla es patente en la rola “Sufre como yo”, pero en ella el desamor es aún más abismal, completamente crudo:

“Yo quiero que tu sufras lo que yo sufro / yo quiero que te asomes a cada hora / como un preso aferrado a su ventana / yo te deseo la muerte donde tú estás / y aprenderé a rezar para lograrlo”

Para mí, la visita de Albert a México comenzó de forma tan onírica como sus canciones. Un buen día me despertó una llamada telefónica desde Barcelona avisándome del viaje de Pla: “Me ha dado tu número el Gufi de Madrid, mi nombre es Pedro Páramo”. Pensé que era una broma, pero no. Tal es el nombre del manager de Albert Pla, su guía por los Comalas subterráneos del mundo.

(11 de octubre del 2002, Ruidos de la Calle, Cultura, Reforma)

dsc01504.jpg

Pedro Páramo, Enrique Blanc, Albert Pla, Diego Cortés,  Sergio González Rodríguez y Pacho en la cantina Nuevo Léon

2 respuestas to “Albert Pla y Pedro Páramo”

  1. marcela medinna said

    esos manes cara de picha son unos feos sobretodo nariz de sandro mena

  2. cindy prada said

    uy papitos tam bien buenos lastima q yo este en colombia y su obra estubo muy buena excelente

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